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La recesión económica se afianza entre las pequeñas y medianas empresas argentinas. Según el último relevamiento del Radar Pyme correspondiente al tercer trimestre de 2025, seis de cada diez firmas operan sin rentabilidad, el consumo sigue en caída y los costos continúan aumentando. La falta de recuperación se refleja en la baja utilización de la capacidad productiva y un panorama de fuerte incertidumbre para los próximos meses.
El estudio indica que el 40,4 por ciento de las pymes reportó una caída significativa en las ventas y que la actividad industrial opera, en promedio, al 54,7 por ciento de su capacidad, muy por debajo de lo considerado saludable. En este contexto, el 13 por ciento de los empresarios reconoce que podría cerrar antes de fin de año, mientras que la mayoría no prevé realizar inversiones en el corto plazo.
La encuesta, realizada entre más de mil pequeñas y medianas empresas de distintos sectores, detalla que el 88 por ciento enfrentó aumentos de costos y el 74 por ciento se vio forzado a subir precios, aunque sin poder trasladar completamente la inflación. En la industria, casi la mitad de las firmas registró fuertes caídas en las ventas, lo que confirma el deterioro del mercado interno.
El panorama laboral también muestra señales preocupantes: solo el 17,1 por ciento de las pymes incorporó personal, mientras que el 19,7 por ciento realizó despidos. En el sector industrial, los despidos alcanzan el 28,8 por ciento, lo que resulta en un saldo neto negativo en el empleo durante el trimestre.
El financiamiento, lejos de destinarse a inversiones productivas, se ha convertido en una herramienta de supervivencia. Más del 21 por ciento de las empresas se endeudó para pagar impuestos y otro 20 por ciento para enfrentar salarios o aguinaldos. La falta de liquidez se agrava por los retrasos en los pagos de los clientes: el 59 por ciento de las pymes sufre demoras y el 47 por ciento advierte un aumento en los incumplimientos, obligando a financiar ventas a más de un mes mientras se pagan insumos en plazos mucho más cortos.
Las expectativas hacia el futuro no son alentadoras. El 76 por ciento de los empresarios cree que la economía seguirá empeorando y el 65 por ciento no planea invertir en el próximo trimestre. Entre los principales obstáculos se destacan la caída del mercado interno, la pérdida de rentabilidad y la apertura de importaciones, factores que amenazan la supervivencia de miles de pymes en todo el país.
Con un consumo deprimido, salarios rezagados y financiamiento cada vez más costoso, el sector pyme atraviesa uno de sus momentos más críticos de los últimos años. La recesión ha dejado de ser una tendencia coyuntural y se ha consolidado como una realidad que condiciona el presente y el futuro inmediato de la producción nacional.